La gratitud o estado de gracia es la máxima expresión de amor que podemos tener. Debemos profesar gratitud aún por las cosas más sencillas. Cuando profesamos gratitud estamos conectándonos con la matriz de la afirmación, la del amor. Es entonces cuando agradecemos que entramos de lleno en la creación de más cosas por las cuales agradecerle a la vida. Haz el experimento por las mañanas de agradecer por el día que comienza o por cualquier cosa y sigue intentando permanecer en dicho estado de gratitud, te garantizo que vendrán muchas más cosas por las que puedas agradecer. Aunque al principio te cueste hacerlo y no lo sientas, hazlo, dilo en voz alta y deja que la matriz de la afirmación trabaje por su cuenta. Si no puedes hacerlo por la mañana hazlo entonces antes de acostarte, busca algo que durante el día hiciste o te sucedió por lo cual te sientes agradecido.
El mejor ejemplo de gratitud lo aprendí de mi padre en sus últimos años de vida. Estuvo cinco años postrado en una cama y siempre tuvo una sonrisa en el rostro, sin una queja, sin un lamento, contento de estar vivo. Entonces entendí, que sentirnos felices es una cuestión interna, una determinación que viene de nuestro interior. Y es que, la vida es un regalo, gracias a mi padre por tan hermosa lección.
¡Felíz día de acción de gracias!
